Los detalles de la calavera hacen referencia al altar de muertos: la flor de cempasúchil, los bordes de los papeles picados y, por supuesto, la calavera de azúcar, evocan al altar que se dedica a los seres queridos durante esta festividad. Asimismo, la pieza fusiona su tributo a la tradición con la celebración del espíritu del baloncesto, incorporando los círculos y taches que insinúan las jugadas y movimientos en la cancha.
Así, celebramos nuestro 2 de noviembre, creando una convivencia armónica entre cultura, arte y deporte.
Se generó un sistema dinámico y versátil que podía adaptarse a diversas aplicaciones.
El sistema se enriquece mediante el uso de texturas, una iconografía cuidadosamente seleccionada y un estilo fotográfico distintivo que, combinados con una clara jerarquía tipográfica y compositiva, proporcionan una estructura visual sólida. Estos elementos no solo se complementan entre sí, sino que también potencian la cohesión y consistencia del diseño, adaptándose a diferentes contextos y asegurando una experiencia de usuario intuitiva y agradable.